images22

 

 

Si bien ya tenemos (bi)campeón, aún faltaba una final por jugarse. Final que no involucró vuelta olímpica sino el último soplo de vida en primera, que no es poca cosa. Los últimos noventa minutos del año se dedicaron al descenso, la final de abajo.   

 

Ya resuelto el caso Chará en tiempo record a favor de los chiclayanos y tras un par de resultados –triunfo de Minero ante Alianza y empate de Aurich con Vallejo- en la última fecha del Clausura, los enredados quedaron en igualdad de puntajes, obligándolos a ser duelistas esta noche por  un año más de vida.

 

El partido se jugó con mirada al horizonte y con actitud sañosa, queriendo hacer daño al del otro lado, aunque con el orden de cualquier recreo de escuela primaria. Sin más de dos toques a ras de campo antes de pinchar la pelota para hacerla volar a destino incierto, los dos equipos vieron pasar los minutos en ese estilo hasta el 19, cuando un pase largo aterrizó en la banda izquierda del ataque chiclayano donde se ubicaba el polémico colombiano, Edison Chará, que tras dos pasos de viada lanzó un zurdazo al primer palo de Chiquito que esperaba un manejable centro. Golazo sorpresa que rompió la vertiginosa monotonía del partido que carecía de precisión, que con sólo apelar a ella se llegaría al norte, al gol.

 

Idas y venidas hasta tres cuartos de cancha de ambos equipos que hacían lucir a sus centrales y gritar a sus porteros, una erupción de buenas intenciones que acababan cortadas por defensivas piernas alzadas, empero, como dije antes, la precisión haría la diferencia y eso creyó también el argentino José Galván antes de lanzar un centro cruzado desde la derecha del ataque de Minero en busca de un avivado receptor, que fue su compatriota Natalio Portillo, quien arremetiendo y un segundo antes de un enésimo corte adelantó a Matinuzzi para mandar el balón lentamente adentro a tan sólo siete minutos después del tanto de Chará.

 

El ritmo dado hasta ese entonces no decayó en todo la primera etapa, donde hubo tiempo para hacer una diferencia más, nuevamente Aurich se adelantaría en la pizarra con un gol de la humanidad de Carlos Zegarra, que cogió en el área chica, mientras se lanzaba al césped fingiendo una falta, un balón servido desde un tiro de esquina. Diez minutos después, el árbitro Pacheco pitó el final del primer tiempo, el tiempo de los goles.

 

En los segundos 45’, Chepe Torres operó cambios ofensivos que no pesaron en el partido, tanto Ricky Pérez como Jorge Leiva divagaron en la intrascendencia, Renzo Benavides retrocedió unos metros cual “10” impostado y Melgar (que entró por Galván) con Tragodara bombeaban pelotas cruzadas, intentando emular la jugada de su primer gol. Pero Cuto atento en las coberturas y Jair Butrón nada dubitativo, despejaban de cabeza los inocuos centros, esperando armar contragolpes con la velocidad de un animoso Chará, que apagó el acelerador en los últimos minutos.  Las jugadas cortadas se hicieron propias del partido, haciendo de la tensión de un gol casual (chiripazo) la única expectativa que quedaba hasta el final, lo cual nunca se dio.  

 

En el minuto 94, toda la defensa del “Ciclón del norte” se desparramó sobre su eje al escuchar el sonido de la finalización del partido, Cuto y Zegarra sonrían abrazados y los “anaranjados” corrieron acongojados a los camerinos sabiéndose derrotados. Alguno, como el anotador del gol, Natalio Portillo, declaró su tristeza con la seguridad que le da un contrato con Cienciano para el 2009. Minero descendió, pero, de los responsables, la plantilla actual, incluyendo al técnico Torres, en menor medida, ¿lo acompañará en su pena?

clasico-thumb-350x2332 

Alianza salvó de la muerte, ¿importa algo más? No creo, lo de la U y su sétimo puesto ya se sabía una utopía semanas atrás, aunque en cuadrados números todavía no esté zanjado el asunto.

 

Pepe Soto más que como estratega –que no es, en lo absoluto- entró para ser carne de cañón, el rostro visible del descenso, que en verdad es más cachetón y menos acholado, de cuerpo rechoncho y estatura retaca, el del titular Carlos Franco.

 

Carlos Franco y su directiva vaciaron las arcas para hacerse de los servicios de cuanto nombre se les venía a la mente, más de una veintena entre futbolistas y técnicos, destacando los fiascos como el técnico Arrué, el grandote Serna, el Salvaje Martínez, Florentín, y, aunque no fiasco sino decepción, Montaño. Todos ellos valieron cual campeones, pero terminaron salvando la baja a sólo una fecha de cerrar el quisco del Clausura. Este 2008 les significará la justa devaluación de sus precios.

 

Los íntimos aprendieron del primer golpe en el clásico pasado e hicieron lo propio en este partido, al transformar -a los 6 minutos- un corner en gol por la frente de Koji Aparicio. A partir de eso, sus rivales de provincia, Aurich y Minero, hicieron lo justo para que la tranquilidad esté ausente de Matute en todo el partido. Ambos ganaban sus respectivos encuentros, lo que hacía que el triunfo grone signifique sólo la prolongación del su sufrimiento, y que el final del calvario sería contra Minero, en el duelo de los muertos vivientes.

 

El planteamiento de Oblitas no ayudó a preocupar a los íntimos, iniciando con dos extremos nominales, Murillo por izquierda y Quiñones por derecha, quienes picaban al área junto al Chino Ximénez, que estaba por el centro, en busca de una asistencia precisa que nunca llegó. Cristal requería de manejo en el medio, las pelotas regresaban a su campo tras cada pase profundo errado de Lobatón y el Chorri, quedando desnudos en cada contragolpe por el volumen inefectivo que tenían arriba. Razzotti y la lenta defensa se enfrentaban a un veloz ataque, comandado por el a veces iluminado Montaño y los movedizos Wally Sánchez y Aguirre, que lo que mejor hace es picar a las espaldas de los centrales. El Ciego replanteó cambiando al colombiano Elkin por un hombre de área como Paul Cominges, lo que obligó a seguir tirándose pelotazos frontales infructuosos. En cambio, el ingreso de Sheput sí permitió el toque en la media, en lugar de lanzar bombas fácilmente manejables, reforzado con la tardía inclusión de Danny Sánchez.

 

Los celestes no tienen quien desborde, haciéndoles exagerar en el traslado y el toque, es por eso que Lobatón es determinante en el actual Cristal, pues depende de su decisión, al lanzar un pase profundo, que se rompa el juego horizontal que predomina en el Rímac. Personalmente, creo a Sheput el compañero ideal para Loba, pues precisión en el último pase fue lo que siempre faltó cuando se le tiraron atrás.

 

En el segundo tiempo, la ansiedad se acentuó e hizo subir unos kilos a los íntimos, quienes se vieron lentos y dubitativos en cada pelota dividida, las mismas que ganaron en la primera etapa. Los rimenses cogieron estas pelotas pero sufrieron del malestar explicado líneas arriba, no poniendo siquiera en riesgo el arco de Libman, sólo la tensión de un Alianza torpe con la pelota hizo que se preocuparan las tribunas. Regalarles la pelota y tirarse atrás es una buena estrategia para cerrar un resultado contra los cerveceros.

 

Tras los noventa y tantos minutos el marcador no cambió. Alianza ganó y esperó tan sólo unos segundos para recibir la buena nueva de su salvación. En el último minuto, Sport Ancash anotó el empate contra Minero y lo hundió en el pozo del que Alianza reflotó. Por su parte, en Chiclayo, el Aurich fue un ciclón y repartió una triada al Alianza Atlético, lo que le permite ver con mucho mayor optimismo su permanencia. El Elías Aguirre parece que verá primera un año más.  

 

Alianza se salvó y San Martín campeonó, pregunto de nuevo, ¿importa algo más?

QUERIDA CRÓNICA DEL AYER

diciembre 1, 2008

Esta crónica data del miércoles 7 de mayo del presente, a propósito de la 16º fecha del Torneo Apertura, que terminaría por ganarlo la U. Rescato este artículo porque fue el único que escribí dedicado a cada una de las fechas del torneo y porque no quiero que se pierda por completo. 

¿Por qué somos tan ingratos que nombramos despectivamente como «caja boba» a lo que nos ha dado tanto en nuestra vida (futbolera)? Cual entes divinos con el don de la ubicuidad presenciamos simultáneamente los matches acaecidos en el largo y ancho de nuestro terruño, aledaños y lejanos sin necesidad de desprender nuestro trasero del cómodo sillón ni las manos del poderoso control remoto. Por meritocracia nuestro torneo se llama Cable Mágico, entidad dadora de esta divina costumbre del visionado multi-opcional, que ha asentado nuestra ociosidad en los domingos y algunos miércoles. Gracias a este servicio post-moderno gozamos ahora de un don con el que no nacimos ni crecimos: ver competir a peruanos, mexicanos, italianos, ingleses, argentinos, etc. casi a voluntad tras la presión de un pequeño botón. Para mi regocijo, hoy es uno de esos pocos miércoles -7 de abril- peloteros que relajan nuestra cansada rutina laboral. Sin más preámbulos emotivos; fecha 16 visto a través de la bendita «caja boba»…

Cienciano y Gálvez se tomaron muy en serio su papel de teloneros al clásico popular Callao – Lima. La antesala citada brindó goles, contragolpes veloces y ovacionados, vertiginosidad en el traslado del balón y, hasta, cabezas rotas, la de Julio García al encontrar en viada a la de Jair Iglesias. El pitazo final sentenció un empate a 1 entretenido y emocionante hasta el último instante, cuando un débil centro del Cholito no llegó a la muchedumbre aglomerada en el área de Chiquito. Los vítores de los numerosos chimbotanos asistentes al estadio Centenario sonorizaron amenamente al marco festivo de este poco advertido encuentro, que involucró a la punta por escasos minutos.

Los 50 peregrinos rosados que siguieron a su devoto hasta el Cusco se multiplicaron por 700 y se dieron cita en el Miguel Grau, dando un ejemplo conmovedor de la motivación de la fe. La multitudinaria Juventud Rosada, hermanada por un mismo sentir, se unificó en una sola masa parlante y bulliciosa, que prodigó bendiciones para sus alentados con cada sonata de sus cánticos. Alianza Lima, con Pepe Soto aún a la cabeza, entró al santuario de la redención chalaca con la maliciosa intención de descorazonar a los rezadores locales, logrando momentáneamente su objetivo sacrílego al adelantarse en el marcador por un tanto de Aguirre a 30 minutos para finalizar la penitencia. El disparejo gramado verde, con espacios terrosos, del equipo porteño fosforesció color rosa y se fundió de ese color para imbuir esperanza a los protegidos por el Señor del Mar, más solicitado que nunca para que -como milagro- incline la cancha hacia el arco del argentino Bologna, quien minuto a minuto veía venir  la marea. Cuando los dirigidos por Soto salieron del remezón ya se encontraban abajo en el marcador, Kukín y compañía, agrandados por los rezos de su creyente familia, dejaron escasos minutos a los aliancistas para intentar una reacción antes del sollozo. Sin duda el más emotivo partido del año –hasta ese entonces-, entre dos sufrientes de la implacable justicia del hombre, que no es misericordiosa ante los endebles ni dubitativa ante la ventajas. Sport Boys levanta una rodilla del piso y apunta esta fecha para los anales de sus históricas batallas ganadas; en cambio, Alianza Lima ahonda muchos metros más su pozo de lágrimas.

En el peor partido del campeonato, Cristal ganó y descartó a la San Martín de la lucha por el título. A los 30 segundos, tras una triangulación de pases largos entre el Chorri, Sheput y el goleador Chino Ximénez, con regate incluido, se concretó la única diana e hito contrastante del monólogo de los santos. Los 94 minutos jugados fueron un ir y regresar de los blancos al área celeste sin éxito por la imprecisión de sus definidores. Cual murciélagos en su cueva, los 11 rimenses, más sus 3 000 hinchas presentes, se atrincheraron en su campo para maltratar a cualquier balón amenazante a sus 3 puntos. En Cristal está prohibido lesionarse, en su reducidísimo plantel no alternan nombres añosos en el fútbol, sólo pequeños y valientes guerreros que resaltan por su ímpetu, mas no por sus rostros. La U ya conoce por fin a la sombra que hasta el final intentará hacerse corpórea para dar la jubilosa vuelta en su lugar.

Sin atenuantes, el Aurich chiclayano, y de Cuto, cayó ante el puntero y mejor equipo del campeonato, que lo único que tiene que hacer para cargar el trofeo es tener buena memoria para no olvidar lo que viene haciendo hasta hoy. Qué duda cabe que cuando el destino nos sonríe, como a la U, lo hace abiertamente, sólo eso explica que Miguel Angel y Rainer Torres hayan anotado goles en esta última lucha de la presente fecha, Donny Neyra con su pezuña de burro y puntería de tirador cerró la tríada. Moisella de penal descontó al instante del gol del subsub– capitán Rainer, pero esa anécdota nadie la contará después. La Trinchera Norte remece el coloso de Ate con sus saltos sincronizados al baile de los cremas en la cancha. En momentos de permanente sonrisa el pedestal se cimienta sobre el motivador de la misma; el Bidón, el gordo o el número 3 es el que andará en hombros si es que en la fecha 26 vemos lo que desde hace tres fechas advertimos.

 

Alianza Atlético se acaloró y dejó al Sport Ancash al bordo del abismo de profundidad invisible. El Melgar con el Checho, que actualiza su record partido tras partido, se dejó empatar por el humilde Minero. Y los poetas vencieron al ascendente Bolo del Cabezón. Con esas conclusiones se baja el telón del acto décimo sexto.

Mis manos sueltan el control remoto y las imágenes cambian inmediatamente a rostros infames de la farándula kitsch, ordenados por una mujer con apodo de pájaro. Son las 10 p.m y en solitario me aboco a finalizar esto que has leído. El domingo, o sábado, el balón en Perú rodará nuevamente en diferentes plazas y alturas, lo cual será motivo para embobarme una vez más viendo a esa caja como mi adorado palco preferencial, de calidad omnipresente.